Niño Melindroso

chino bravo
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Comer alimentos sólidos todavía es una experiencia nueva para tu hijito de 1 año. Podría necesitar tiempo para acostumbrarse a los diversos sabores, colores y texturas de los nuevos alimentos. Y, debido a que a los niños pequeños les gusta la constancia y la familiaridad (desde las rutinas para dormir hasta los refrigerios que comen en la tarde), la mayoría de ellos no querrá probar alimentos nuevos hasta que se los hayas servido varias veces.


Es común que los hábitos alimenticios de los niños cambien constantemente. Puede ser que un día le encante comer peras, por ejemplo, y al siguiente no las quiera ni probar. También es normal que le sirvas muchísimas veces un nuevo alimento antes de que se anime a probarlo. Esto, en parte, podría deberse a que las necesidades nutricionales de tu hijo ya no son las mismas. Ten en cuenta que no está creciendo tan rápido como lo hizo durante su primer año de vida. Así que es probable que esté menos interesado en la comida y por lo tanto, que coma menos.

Además recuerda que tu niño ahora está desarrollando su sentido de independencia y está aprendiendo a hacer sus propias decisiones. Esta es una habilidad muy importante que desarrollará a medida que crezca y que será crucial para hacer sus propias decisiones con respecto a la comida.

Por más frustrante que te parezca la actitud de tu niño hacia la comida, este es un excelente momento para enseñarle a probar cosas nuevas, antes de que se acostumbre demasiado a comer siempre lo mismo y antes de que empiece a rechazar alimentos nuevos para demostrarte su independencia (lo cual es muy posible que suceda al acercarse su segundo cumpleaños). Ofrécele a menudo una amplia variedad de alimentos saludables, para que tenga la oportunidad de comérselos. Si no durante el almuerzo, tal vez a media tarde.

Tu hijo tiene un sentido innato de cuánta comida necesita su cuerpo para crecer y estar sano, y de él depende decidir qué va a comer. Lo mejor que puedes hacer es ofrecerle una amplia variedad de alimentos saludables en un ambiente relajado y positivo, para que la hora de comer sea placentera para todos. Aquí tienes algunos consejos específicos sobre qué hacer con un niño que es melindroso para comer:

Establece un horario de manera que tu niño consuma tres comidas regulares al día y dos refrigerios saludables entre las comidas. Los doctores aseguran que los niños melindrosos para comer, por lo regular comen pequeñas cantidades de alimentos a lo largo del día. Si estableces un horario regular para sus comidas y refrigerios, es más factible que tu niño coma cuando tiene hambre. Eso también te ayudará a que no coma demasiados refrigerios durante el día.

Sírvele a tu pequeño varios alimentos saludables diferentes en cada comida. Cuando le ofrezcas algo nuevo para comer, simplemente ponlo en su charola y evita anunciarlo con entusiasmo. Es decir, no le des mucha importancia. Asegúrate de que los alimentos que elijas sean adecuados para su edad.

Preséntale los alimentos nuevos de uno en uno y en cantidades pequeñas. Es decir, en lugar de ofrecerle varios alimentos nuevos al mismo tiempo, ofrécele unos cuantos a los que esté acostumbrado, o algunos de sus favoritos, junto con un alimento nuevo. Asegúrate de incluir siempre una cosa que sepas que le gusta.

Trata de presentarle los alimentos nuevos cuando sepas que tiene hambre: por ejemplo, ofrécele trocitos de mango a media tarde, cuando por lo general le dan ganas de comer.

Dale porciones adecuadas para su edad. Una porción para un niño de 1 a 3 años es solamente 1/4 de una porción de un adulto. La porción de carne de un niño de 1 año, por ejemplo, es alrededor del tamaño de la palma de su mano. En cuanto a los vegetales, puedes servirle solo 1 o 2 cucharadas soperas.

Comprende que los paladares de algunos niños son más sensibles que otros y simplemente no les gustará la textura, el color o el sabor de ciertos alimentos. Por eso un niño podría afirmar que, no le gusta un alimento que nunca ha probado porque no le agrada el color, por ejemplo. De igual manera, algunos pequeños podrían rechazar un alimento porque les recuerda una ocasión en la que estaban enfermos o tienen alguna otra asociación negativa relacionada con él.

Busca formas de incrementar el valor nutritivo de los platillos que le gustan a tu hijo. Agrega germen de trigo o pedacitos de pollo a sus macarrones o bien, vegetales en puré como zanahorias o espinacas a la salsa que usarás para la pasta. Otra idea es añadir trocitos de fruta a su cereal favorito.

Evita el impulso de ofrecerle alimentos que contengan azúcar para tratar de que coma más. Lo que quieres es desarrollar su sentido de aventura en el aspecto culinario, ¡no fomentar que le gusten los dulces!


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