Muchos hemos de recordar con mucho cariño a lo que jugábamos cuando eramos niños; las escondidillas era uno de nuestros juegos infantiles favoritos (excepto cuando nos tocaba contar) pues podían pasar horas y mientras no se encontrara al último de los participantes el juego no se reanudaba. También era motivo de grandes sustos, pues cuando los padres decían que era hora de irse los niños simplemente se escondían tan bien que no los encontraban hasta que oían su nombre entre los sollozos de su madre.
Así que la próxima vez que te atrevas a jugar con tus hijos no les arruines la diversión tan rápido, pues sus habilidades para hacerte reír pueden ser más sorprendentes que comprar juguetes más innovadores, los videojuegos o la mejor tablet del mundo .