Elevarse por el aire, volar en brazos de mamá, balancearse en un columpio… A tu bebé le encanta moverse y, además, lo necesita. El movimiento favorece su sentido del equilibrio, su desarrollo cognitivo y su coordinación. Además, a partir de los seis meses, el movimiento se convierte en su principal atracción, por lo que debemos procurarle el mayor número de actividades para estimular a tu bebé.
Carrera de obstáculos. Este juego es ideal para cuando empiece a gatear, pues le ayudará a mejorar su habilidad. Nos colocamos al final del pasillo con su juguete favorito y en medio organizamos una auténtica pista con cojines sobre los que escalar, túneles que atravesar (espacios estrechos conformados por sillas, por ejemplo, que le ayudan a definir su esquema corporal), pelotas que vadear, etc. Se lo pasará genial. Le animaremos durante toda la travesía diciendo su nombre, que a estas alturas conoce perfectamente. Si vemos que se atasca en algún punto del recorrido, no debemos obligarle a pasar, aunque sí animarle a hacerlo. Si no quiere, lo tendremos en cuenta para volver a repetir la situación más adelante y comprobar que consigue vencer su miedo.
Montaña rusa. Los movimientos de este juego son más fuertes e imprevistos, así que le ayudan a desarrollar su sistema vestibular, encargado del equilibrio; también le ayudan a configurar su percepción espacial. Colocamos al bebé boca abajo sobre nuestro antebrazo, con su cara mirando hacia fuera y le preparamos para viajar en una montaña rusa. “¡Preparados todos, vamos a partir!”, anunciamos. Subimos, bajamos, avanzamos, retrocedemos, le volteamos… Progresivamente aumentamos la velocidad.