La cereza es una de las frutas que tiene muchos beneficios y justamente estamos en los meses en los que se producen por montones, consumirla en esta etapa tiene grandes ventajas tanto para las madres como para sus pequeños.
Las cerezas contienen gran cantidad de potasio, así mismo calcio y fósforo que son indispensables para re abastecer las reservas que la madre ha tenido que proporcionar a su bebé durante toda la gestación.
La cantidad de agua que contienen rehidratan y a la vez depuran el organismo desechando antioxidantes y cosas que tu cuerpo no necesita.
La cereza ayuda a contrarrestar la absorción de grasa en el cuerpo, así que si tienes tendencia a subir muy rápido de peso, ingerir cereza dentro de tu dieta diaria puede tener sus beneficios positivos.
Las cerezas son dulces al ingerirlas pero no lo suficiente para retirarlas de tu dieta, ya que contienen 38 kilocalorías, menos calorías que una manzana, son fuente importante de vitaminas A y C, así como flavonoídes (estos últimos nos ayudan a combatir los radicales libres). También contienen sales minerales, lo que ayuda a tener un buen tono muscular.
Cuando tu hijo se encuentre ya en la etapa en la que ya lo puedes alimentar mediante sólidos (a partir de los 12 meses) puedes incorporar esta fruta a su dieta, sólo asegúrate de cortar el pedúnculo (palito) retirar el hueso y picarlo en trocitos que el pueda comer con facilidad sin riesgo a que se asfixien o se ahoguen.
Cuando vayas a comprarlas checa que la piel se muestre sana, es decir, sin rasgaduras, brillosa, sin que se note aplastada o con ligeras manchas de otro color, también debe de estar totalmente seca pues con ello garantizamos que no contenga parásitos o sustancias extrañas.
Nos daremos Cuenta que son frescas cuando todavía conserven su pedúnculo o palito (checa que tipo de cereza es la que tiene éste último pues la cereza picota no lo lleva).