Niños Curiosos
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enero 18, 2013
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Si tu hijo te sorprende con cuatrocientas preguntas diarias del tipo "por qué moja el agua", no hay duda de que ha entrado en la etapa de las preguntas. Quiere saberlo todo y no admite un no por respuesta. Descubre cómo contestar a tanto "por qué" sin perder la paciencia.
Los niños son exploradores incansables. Al principio, cuando apenas manejan el lenguaje, esa exploración se centra en una incesante manipulación de objetos y en una investigación exhaustiva del entorno. Y, de pronto, florece el lenguaje, esa poderosa herramienta, y con ella vienen las preguntas, que les sirven para seguir conociendo el mundo.
Se dirigen a los padres porque los niños no asimilan la realidad de un modo directo, necesitan intermediarios, unos guías. Y de la calidad y disponibilidad de esos guías dependerá en gran medida el modo en que el niño se relacione con el mundo durante toda su vida.
Una fase normal
Lo que pasa es que a esta edad la avalancha de preguntas es tal que puede poner a prueba nuestra paciencia. Por eso, siempre es bueno recordar que se trata de una fase normal y tener presente nuestra responsabilidad como padres.
Las preguntas de los niños pueden ser disparatadas, absurdas, innumerables, agobiantes... pero eso no nos autoriza a menospreciarlas, ignorarlas o ridiculizarlas. Se ha demostrado que los adultos más espontáneos y creativos son aquellos cuyas familias, de pequeños, fomentaban una expresión abierta y sin trabas y aceptaba las manifestaciones de los niños.
Como el lenguaje es para ellos una adquisición reciente, quieren ejercitar su habilidad para preguntar y responder, con la entonación y la forma gramatical correspondiente. Esto por sí mismo les divierte, y por eso a veces ni siquiera esperan ni parecen atender a la respuesta y se limitan a encadenar preguntas.
Tampoco debe extrañarnos que haga la misma pregunta varias veces. A los niños les gusta la repetición, que sus certezas se confirmen una y otra vez. También les gusta lo predecible, reafirmar que a tal pregunta le corresponde siempre tal respuesta. No hay que extrañarse ni enfadarse.
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