Es normal que ensucie el babero después de cada toma
En los principales meses de vida, los bebes siempre devuelven un poquito entre toma y toma. Estén sentados, acostados y recostados sobre el hombro de mamá y papá, abren la boquita con total naturalidad. A los padres no suele inquietarlos especialmente, a no ser por el hecho de que todos lo que tenemos un chiquito en casa olemos a leche agria y llevamos sus huellas en la solapa o sobre el hombro. Algunos hemos oído que es su manera de esperar satisfacción o de darnos las gracias por la camisa. Pero hay lactantes que regurgitan continuamente. ¿No les sienta bien la leche?, ¿Tienen un problema digestivo?, ¿Se trata de vómitos?. Los médicos distinguen entre las regurgitaciones, algo fisiológico, y el vomito, un síntoma muy habitual de alteración física o psíquica.
R: La regurgitación es la expulsión de pequeñas cantidades de leche cortada. No hay motivo para preocuparse si el bebé está contento, hace su toma con ganas, moja los pañales seis o siete veces en 24 horas y aumenta de peso. La cantidad de leche que sale de su estómago casi siempre es mínima en comparación con la que queda dentro. Así entonces, no hay que preocuparse, excepto porque los mejores sacos de papá o mamá quedan impregnados de un olor ácido y penetrante.
Los bebés más pequeños regurgitan porque el esfínter que cierra el estómago en su unión con el esófago no funciona aún perfectamente. Es un músculo y, para manejarlo, se requiere cierto grado de coordinación que ellos todavía no han adquirido. Por eso, cuando eructan o tosen se escapa un poco de leche.
Es cierto que algunos niños regurgitan varias veces entre una comida y otra. Ese caso puede indicar una anomalía, tal vez el pequeño:
En los principales meses de vida, los bebes siempre devuelven un poquito entre toma y toma. Estén sentados, acostados y recostados sobre el hombro de mamá y papá, abren la boquita con total naturalidad. A los padres no suele inquietarlos especialmente, a no ser por el hecho de que todos lo que tenemos un chiquito en casa olemos a leche agria y llevamos sus huellas en la solapa o sobre el hombro. Algunos hemos oído que es su manera de esperar satisfacción o de darnos las gracias por la camisa. Pero hay lactantes que regurgitan continuamente. ¿No les sienta bien la leche?, ¿Tienen un problema digestivo?, ¿Se trata de vómitos?. Los médicos distinguen entre las regurgitaciones, algo fisiológico, y el vomito, un síntoma muy habitual de alteración física o psíquica.
R: La regurgitación es la expulsión de pequeñas cantidades de leche cortada. No hay motivo para preocuparse si el bebé está contento, hace su toma con ganas, moja los pañales seis o siete veces en 24 horas y aumenta de peso. La cantidad de leche que sale de su estómago casi siempre es mínima en comparación con la que queda dentro. Así entonces, no hay que preocuparse, excepto porque los mejores sacos de papá o mamá quedan impregnados de un olor ácido y penetrante.
Los bebés más pequeños regurgitan porque el esfínter que cierra el estómago en su unión con el esófago no funciona aún perfectamente. Es un músculo y, para manejarlo, se requiere cierto grado de coordinación que ellos todavía no han adquirido. Por eso, cuando eructan o tosen se escapa un poco de leche.
Es cierto que algunos niños regurgitan varias veces entre una comida y otra. Ese caso puede indicar una anomalía, tal vez el pequeño:
* Traga aire antes de la toma: (por ejemplo, si llora
desconsoladamente). Al estar excitado y respirar con agitación, su
pequeño estómago se llena de aire. Siempre que los bebés tengan una
rabieta antes de su toma, conviene esperar a que se hayan tranquilizado
para ponerlos al pecho u ofrecerles la mamadera.
* Se alimenta en mala posición: Cuando la postura no es buena (el niño tiene que girar el cuello para comer o agarra sólo el pezón en vez de tomar el pezón y parte de la areola), el bebé no consigue sacar la leche del final, que es rica en grasas y sacia más, y toma mucha de la del principio. Para sentirse satisfecho, él traga tanta cantidad que no le cabe en su pequeño estómago y debe regurgitar a menudo. Si además la mamá siente dolor al amamantar, han aparecido grietas en los pezones, tiene sensación de que su hijo se queda con hambre, no cabe duda de que debe cambiar la postura del bebé al pecho.
* No eructa durante la toma: Si procuramos que los niños alimentados con mamadera eliminen el aire en mitad de la toma, evitaremos que se forme una gran burbuja de aire en su estómago que arrastrará leche al salir. Los bebés alimentados al pecho no necesitan descansar durante la toma para eructar: en el pecho de la madre no hay aire y el pezón se adapta tan bien a la boca del niño que no hay posibilidad de que se cuele ni una partícula gaseosa.
* Hay un problema en el biberón: El orificio es inadecuado (muy grande o muy chiquito) y el chupete no está repleto de leche antes de que el bebé empiece a succionar.
La mamadera se prepara mal: Si el pediatra ha recomendado un biberón de 90 cc, por ejemplo, hay que verter 50 cc de agua y añadir las cucharadas de leche que el médico indicó después (rasas) y se completa hasta la medida señalada. Cuando se hace al revés (se llena el fondo de la mamadera con la leche y se echa agua hasta rellenar 90 cc), el biberón queda muy concentrado y el chiquito regurgita y vomita con facilidad.
Si después de haber corregido el error (o si no existía ninguno), el niño sigue regurgitando, el pediatra puede aconsejar una leche más densa.
Esta es una posibilidad que descartan algunos especialista, porque "contiene un espesante que produce flatulencia y estreñimiento,
Ya que el niño está sano y se desarrolla bien, lo mejor es un buen babero y un poco de paciencia (y aumentar el presupuesto de la tintorería). Lo más probable es que, cuando comience a comer papillas y purés, deje de regurgitar.
¿Qué son los vómitos y que indican cuando aparecen?
Cuando vomita, el bebé expulsa bruscamente y con esfuerzo parte del contenido del estómago (como media tacita de café o más). los motivos pueden ser:
* Sufre reflujo gastroesofágico: Vomita cuando lo acostamos y en algunas ocasiones después de las tomas, además no gana peso y parece que siempre tiene hambre. Hay varias causas de reflujo, la más común es la inmadurez del cardias, un esfínter que impide que los alimentos suban del estómago al esófago (y de ahí pasen a la boca). Conviene mantener al chiquito erguido después de comer, sin agitarlo ni moverlo. También es útil elevar la parte delantera del colchón unos lo o 15 cm (metiendo debajo una cuña de goma espuma) para que el contenido de¡ estómago no pueda llegar a la boca con facilidad. Este problema suele desaparecer a medida que el niño crece. Algunos bebés experimentan una notable mejoría cuando empiezan a comer cereales.
* Alergia o intolerancia a la leche de vaca: Causa vómitos constantes y repetitivos, que se presentan mucho tiempo después de la comida. Algunos niños tienen también diarrea y náuseas. Cuando se demuestra, el pediatra cambia el tipo de leche.
* Una alteración del aparto digestivo: la leche sube de golpe o como a empujones y el bebe llora y parece cansado y como si estuviera asustado. Si esto ocurre después de cada toma o varias veces al día, debe consultarse de inmediato al pediatra, la malformación del aparato digestivo más común es la llamada estenosis hipertrófica del píloro (un músculo situado a la salida del estómago) y se corrige con una sencilla intervención quirúrgica (consultar dibujo).
Para evitar que regurgite demasiado:
* Incorporarlo todo lo posible al alimentarlo, ya que esta postura facilita la expulsión del aire del estomago ya durante la toma.
* Una vez que haya terminado, no moverlo bruscamente ni agitarlo.
* Atención a su manejo al cambiarle de pañal (mejor hacerlo antes de darle la mamadera).
* En la cuna, acostarlo de costado para evitar que se ahogue si llega a regurgitar.
El vomito puede ser un síntoma de gastroenteritis o apendicitis, pero también aparece en enfermedades que no guardan relación alguna con el aparato digestivo. Es el caso de los trastornos respiratorios (tos ferina, bronquitis, resfrios), las otitis, faringitis, sarampión e infecciones urinarias.
Via: http://www.pediatraldia.cl