Para la mayoría de las personas todo sucede y se experimenta por primera vez en la familia; las primeras emociones positivas y negativas, los primeros aprendizajes sobre cómo cubrir nuestras necesidades, así como las primeras relaciones afectivas. Es en el entorno familiar donde construimos el primer vínculo y apego emocional, donde conectamos con otro ser y desarrollamos una relación; es el lugar donde muchos descubrimos por primera vez el amor. Sin embargo, la familia es igualmente el lugar donde descubrimos por primera vez el desamor, donde surgen los primeros sentimientos de inseguridad y desprotección, los celos y la envidia, así como aquellas emociones relacionadas con el rechazo, sea al ser rechazado o viceversa.
A lo largo de muchos años como psicóloga, Laura Rojas-Marcos ha observado cómo cada día las relaciones familiares pueden ser desde motivo de estrés, dolor, sufrimiento y amargura hasta una fuente de fortaleza y sentimientos de seguridad, serenidad, amor y felicidad. Ha observado de primera mano las consecuencias emocionales y relacionales tan destructivas que pueden llegar a tener el rechazo, el desprecio y la traición en la autoestima, la autoconfianza y en la capacidad de sentir esperanza. Pero también ha visto el efecto tan enriquecedor y reparador que tiene el recibir y dar cariño, apoyo sincero, seguridad y protección, así como formar parte de la vida de otras personas.