Como Calmar a un Bebe que No Para de Llorar
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enero 30, 2015
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Tranquilos, despiertos, simpáticos, irritables... los recién nacidos, pese a ser bebés normales y sanos, muestran un patrón afectivo y de comportamiento peculiar que pone a prueba hasta a los padres más pacientes, ¡no paran de llorar! Os damos algunos consejos para aprender a calmarlos.
El llanto siempre expresa una necesidad física (hambre, frío), de consuelo afectivo o de desahogo. En todos los casos hay que atender al bebé tan pronto como sea posible, proporcionándole contacto físico (pecho con pecho si es posible), tranquilidad y palabras bonitas dichas con suavidad.
Si observamos que ha comido, está limpio, le estamos acunando amorosamente durante un buen rato y aun así no deja de llorar, lo mejor es relajarse, respirar hondo y, con el bebé en el regazo, permitir que se desahogue, haciéndole saber que "estamos ahí" y que puede "llorar lo que necesite".
El llanto no siempre tiene que ser reprimido (lo que no significa que haya que dejarle llorar solo). En ocasiones, el acto de llorar representa un desahogo necesario para liberar tensiones.
Trucos que funcionan para calmar al bebé
Cantarle: nuestra voz es una forma de contacto que el bebé conoce ya desde el vientre y, aunque no sustituye al calor del pecho, le tranquiliza y complementa a las caricias y los achuchones. Las canciones (inventadas o populares), además de ayudar a relajarnos, son un puente de comunicación verbal y emocional. ¿Recordamos alguna canción de nuestra infancia? ¿Esa melodía que nos cantaba nuestra abuela y que aún llevamos en el corazón?
Dar largos paseos: los paseos al aire libre son una fuente de salud para los bebés y a muchos les calma en las "horas malas" (que suelen ser al atardecer). Escoger un entorno agradable (un parque cercano a casa, la orilla de la playa) y dar todos los días una larga caminata en una de las mejore terapias contra el estrés (de niños y mayores).
Cambiar de brazos: ¿Qué tendrá la abuela que en sus brazos no llora? o ¿por qué los brazos de papá actúan como un somnífero instantáneo? Cuando estamos cansadas, nerviosas o irritadas después de un día duro, a veces vienen bien unos brazos "extra" que sean capaces de transmitir la tranquilidad que hemos perdido por el camino.
Un baño relajante: un baño de espuma con aroma de lavanda o vainilla, en su bañerita o en la bañera grande con mamá o papá, puede ayudar a relajarle. Si lo envolvemos después de un arrullo y lo mecemos al calorcito tendremos todas la papeletas para un final feliz.