Al poco tiempo de que nuestra primera hija empezara a tomar la alimentación complementaria, notamos que su nariz se puso de color naranja y después hemos comprobado que le sucede a muchos otros niños. ¿Por qué algunos bebés tienen la nariz de color naranja?
El pediatra nos comentó que, si introducíamos zanahoria en su dieta, era probable que esto sucediera. El responsable es un compuesto presente en muchos alimentos, el beta-caroteno, pero especialmente en esa verdura de color naranja.
Recordemos que a partir de los seis meses los bebés pueden tomar verduras cocinadas al vapor o ligeramente cocidas, asadas o fritas, como judías verdes, ramitos de brócoli, coliflor, calabacín, calabaza, patata, berenjena, zanahoria...
Los beta-carotenos presentes en algunas verduras (zanahoria, tomate, calabaza, espinacas) y en algunas frutas como la naranja pueden teñir la piel de un aspecto anaranjado-amarillento. Esta "hipercarotenemia" no es peligrosa, los beta-carotenos son fundamentales para la salud de la piel y están ligados a la vitamina A, ya que ellos son los precursores de la misma.
No obstante, la AEP señala que al principio de la alimentación complementaria conviene evitar alimentos que pueden contener muchos nitratos (como la remolacha, col y zanahoria) y retrasarlos hasta los doce meses. La AESAN recomienda retrasar las acelgas y espinacas.
En todo caso, podemos reducir el consumo de esos alimentos si queremos evitar ese tono en la nariz del bebé, que podría aparecer también en las palmas de las manos o las plantas de los pies. De hecho, es más fácil que aparezca ese tono en las extremidades, pero se nos hace más evidente en el rostro del bebé.
De todas formas, conforme el niño crece ese efecto se observa menos, hasta desaparecer (probablemente debido a que el abanico de alimentos se amplía y la cantidad de los responsables se reduce).