Los niños pequeños tienen que aprender a gatear para que puedan caminar de manera rápida y segura, pues es el primer intento para ganar movilidad y trabajar sus músculos motrices que lo impulsarán a mantener el equilibrio cuando ya se encuentren de pie. El momento para aprender a gatear muchas veces es inesperado, pero hay ciertas señales con las que puedes reconocer que esto está a punto de suceder.
Cuando los bebés comienzan a sentarse es cuando nos podemos dar cuenta que tiene más control sobre si mismo y sus extremidades, a su vez podemos entender que es momento de impulsarlos y motivarlos cuanto más podamos para que tengan un desarrollo completo en todos los sentidos. La capacidad de sentarse sólo nos demuestra que tiene la fuerza suficiente para empujarse por si sólo, que es uno de los requisitos que le pide la habilidad de gatear.
El bebé necesitará desde su posición de sentado empujarse solo para gatear y regresar a su posición inicial. Hay varios estilos que los bebés adoptan, el más popular es el estilo comando: se impulsan hacia adelante apoyados en sus brazos pues todavía no han desarrollado la fuerza suficiente para los músculos inferiores resistan su peso.
La mayoría de los bebés aprende a gatear con el estilo comando y posteriormente comienzan a usar sus piernas para impulsarse por todo el suelo, así que es necesario que adecues ciertas zonas para no causarle molestas mientras aprende a moverse, que sea una experiencia placentera y que disfruten, pues en muchas ocasiones pueden resarce debido a la fricción de sus piernas.
Usualmente no se debe de forzar a los bebés a gatear, es una situación natural que se debe de dar sin presiones, el juego es uno de los motivadores más fáciles para que tu bebé tenga la necesidad de alcanzar algo que le agrada y con ello viene el impulso por el suelo. Si a tu bebé no le gusta gatear y se desespera constantemente dejalo estar, pues debe de ser un momento de liberación