El TDAH

chino bravo
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El TDAH es un trastorno neurológico muy complejo frecuente en niños y adolescentes. Un proyecto en el que participan expertos de varias áreas ha analizado la situación actual de la enfermedad en España y las principales dificultades en las que se encuentran los afectados, las familias y los profesionales de la salud y la educación.


Síntomas del TDAH

El TDAH se manifiesta principalmente por 3 tipos de síntomas:
Falta de atención
Hiperactividad
Impulsividad
Se trata de comportamientos que pueden ser más o menos normales en niños pequeños, pero que en los afectados por TDAH son desproporcionados, están presentes desde una edad temprana (antes de los 12 años), se manifiestan en al menos dos ámbitos (por ejemplo: en casa y en el colegio), y no son causados por tóxicos, drogas o problemas psiquiátricos.
Los niños con este trastorno suelen tener dificultades para concentrarse en tareas que requieren esfuerzo, se distraen fácilmente, tienen problemas para permanecer quietos y con frecuencia actúan sin pensar.

El TDAH es diferente en niñas y niños

Los expertos estiman que por cada tres niños con TDAH hay tan solo una niña afectada. Además, es frecuente que las niñas que lo padecen pasen desapercibidas, ya que en ellas es más frecuente sufrir ansiedad, mientras que la hiperactividad y trastornos de conducta, actitudes más llamativas, son síntomas más típicos de los niños.
Por otro lado, aunque el TDAH afecta sobre todo a niños entre 6 y 9 años, puede manifestarte en niños más pequeños. Además, en torno al 60 – 70% de los niños que tienen TDAH en la infancia siguen presentando síntomas en la edad adulta, lo que les provoca dificultades en sus relaciones sociales, laborales y familiares.
Según los autores del informe, en España hay bastante desconocimiento en lo que se refiera a la enfermedad: el 96% de los participantes en una encuesta realizada por el proyecto PANDAH, no supo responder qué es el TDAH. “Lo más importante es que se reconozca al TDAH como un trastorno real y de origen neurobiológico, una patología crónica que requiere un diagnóstico médico y un tratamiento adecuado -como la diabetes y el asma-, y que haya una mayor conciencia social”, explica Fulgencio Madrid, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad.

Se necesita más apoyo social

Otro de los principales problemas detectados por los expertos participantes del proyecto es el desconocimiento generalizado acerca de este trastorno. “Si la sociedad no presta atención a estos niños se acaba por minar su autoestima” explica Luis Rojas Marcos, profesor de psiquiatría en la Universidad de Nueva York. “Acaban pensando que es su culpa ser así, y esto genera problemas de todo tipo: depresión, consumo de drogas e incluso un aumento en el número de suicidios”. Además, “un aspecto positivo de esta afección es que ese extra de energía, bien encauzado, te permite conseguir cosas que de otra forma no podrías”, explica el doctor, quien también padeció el TDAH en su infancia.
Los expertos señalan que es necesaria una legislación que permita realizar ajustes para “acomodar” al niño con TDAH: por ejemplo permitirles más tiempo para responder a las preguntas de los exámenes, darles un espacio con pocos estímulos, donde se eviten las distracciones, y también ofrecerles un espacio y tiempo donde puedan “desfogarse” de manera controlada.

¿Más ayuda en tiempos de crisis?

Rotundamente sí. En general, las personas con TDAH que reciben el tratamiento adecuado se pueden insertaren la sociedad y son productivas laboralmente. Sin embargo, como ya se ha mencionado antes, la falta de diagnóstico puede originar problemas como la depresión y otros trastornos que al final suponen un coste económico. “Las cárceles de Nueva York están llenas de personas que han padecido TDAH”, explica Rojas Marcos. “El camino de la delincuencia es una consecuencia normal cuando se tiene una impulsividad sin control en una sociedad poco tolerante. Y mantener a los presos en las cárceles cuesta mucho dinero”, añade el doctor.
Por otro lado, según explica César Soutullo, jefe de psiquiatría infantil de la Clínica Universidad de Navarra y participante en el proyecto, los costes en tratamientos para niños que no responden al mismo ascienden a los 6.200 euros anuales, mientras que la cifra se reduce casi a la mitad en los casos de respuesta positiva. Debido a que la efectividad del tratamiento es mayor si este se empieza antes, los costes se reducirían considerablemente si se invierte para mejorar la formación de los especialistas y la detección precoz del TDAH.

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