Primeros 6 Meses De Vida Del Bebe

chino bravo
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En los primeros meses de vida el niño aprende algo nuevo cada día. ¿Sabes qué debes hacer para favorecer su desarrollo?

¿Le molesta una baba, una caca, un pelo en la boca? Pues a ver cómo lo hace saber, porque para todo necesita ayudante.

De la competencia de ese ayudante para entenderlo, de los intercambios silenciosos o sonoros, de su comunicación “cuerpo a cuerpo” nace una extraordinaria relación de confianza.
Recién nacido: Totalmente dependiente


¿Y qué tiene eso que ver con andar o gatear? La confianza desarrollada en la sana dependencia empieza a marcar la respuesta del bebé frente a los retos, las dificultades y lo desconocido: puede confiar, adelante.

En esta etapa es muy dependiente de los padres para su exploración: no puede alcanzar nada que previamente no le hayan acercado. También los necesita para cambiarse de postura. Hasta los tres meses el bebé pasa mucho tiempo tumbado, una postura con muchas posibilidades.

“Se puede crear un espacio para que pueda estar boca arriba, de lado, boca abajo… Boca abajo el cuello y la columna se tonifican, y las piernas se alinean”, recuerda Josefina Sánchez, profesora titular en la Universidad de La Laguna y coordinadora de su servicio de Psicomotricidad. Boca arriba sus abdominales se fortalecen. Al favorecer estas posturas los padres apuestan por una espalda fuerte y unas piernas rectas.

    Qué necesita: Que atiendan sus necesidades rápidamente En esta etapa es fundamental atender a las demandas del recién nacido con celeridad, pues no tiene capacidad de posponer sus necesidades. La seguridad que desarrolla le permitirá en la siguiente etapa empezar a tolerar la frustración. Cada cosa, a su tiempo.

De 3-6 meses: Feliz con sus avances

Poco a poco, y si tiene la posibilidad de pasar mucho tiempo tumbado, el bebé empieza a girar y esto le da una perspectiva de la realidad diferente. El primer día que ocurre (siempre por casualidad) se lleva un susto de muerte.

Es posible que boca arriba haya querido cogerse los pies y de ahí se haya volcado hacia un lado. Enseguida le gusta y empieza a buscar la forma de repetirlo e incluso ir un poco más allá. Comienza a obtener pequeños logros y con mucho juego en el suelo consigue cambiar de boca arriba a boca abajo; además parece que sus manos empiezan a obedecerle: el pequeño intenta coger todo lo que se le pone delante.

Esos giros que tanto le gustan lo están fortaleciendo sin apenas darse cuenta: resulta que levantando sus piernecillas sigue trabajando sus abdominales de acero; después una vuelta por aquí, una vuelta por allá, el pequeño ha empezado a desarrollar gran fuerza en los músculos laterales del tronco. Y cuando está boca abajo y levanta la cabecita, ya lo sabemos, refuerza toda la cadena muscular posterior. Cada vez tiene más control y se siente feliz por ello.

Qué necesita: Averiguar qué quiere antes de actuar. “Ha llegado el momento de mirar antes de responder”, apunta Josefina Sánchez. Hacer una espera ante su necesidad, “fundamental en el desarrollo psicológico y de competencias”, afirma.

“Si empieza a llorar y le damos rápidamente de comer… No sabemos realmente qué le pasaba. No debemos adelantarnos ni responder de forma mecánica porque entonces volvemos a los niños muy dependientes, no les damos estrategias para regularse ni para que puedan conseguir lo que quieren, no permitimos que mejoren su capacidad motriz ni su autoestima”. No quiere decir que le dejemos llorar desconsolado, ni que lo frustremos a propósito. "Quiere decir que debemos confiar en él", apunta Sánchez, y verlo capaz. Porque lo es.

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