Las pesadillas

chino bravo
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A no ser que tu niño pueda decirte con sus propias palabras algo que te indique que ha tenido una pesadilla, es difícil saber exactamente qué es lo que le ha perturbado el sueño.

Hay muchas razones por las que tu niño pequeño se puede despertar a llantos en el medio de la noche. Algunos niños se despiertan gritando "mamá" porque nunca han aprendido a calmarse por sí solos. Otros despiertan llorando porque están enfermos o incómodos. Pero si tu niño pequeño suele dormir plácidamente y de repente despierta sollozando, asustado, se agarra a ti y le cuesta volver a dormirse, es posible que realmente haya tenido una pesadilla. Éstas suelen ocurrir durante la segunda mitad de la noche, cuando es más probable que ocurran los sueños.


Las pesadillas no deben confundirse con los terrores nocturnos, un trastorno del sueño menos común que normalmente ocurre durante el primer tercio de la noche. Cuando un niño tiene un episodio de terror nocturno permanece dormido en un estado de sueño profundo durante el cual, en realidad, no está soñando y, sin embargo, se pone extremadamente agitado y es muy difícil de consolar. Una vez que el terror nocturno ha pasado, el niño vuelve a dormir tranquilamente y no recuerda nada a la mañana siguiente.

Por qué ocurren las pesadillas

Lo más probable es que las pesadillas de tu niñito estén relacionadas con algo que haya ocurrido justo antes de acostarse, como el haber escuchado un cuento que lo asustó o haber visto un programa de televisión que lo enojó o molestó de alguna manera.

Las situaciones de estrés también pueden provocar pesadillas. La hora de acostarse puede de por sí ser motivo de ansiedad para el niño, sobre todo si está en la edad en que le cuesta separarse de ti. El estar enfermo o alejado de uno de sus padres por un periodo de tiempo también puede causarle estrés a un niño.

Cómo puedes ayudar a tu niño después de una pesadilla

Atiende a tu hijo cuando despierte asustado. Es importante que lo consueles físicamente, por eso abrázalo o frótale la espalda hasta que se calme. Asegúrate de que su muñequito favorito esté a su lado y que la lucecita nocturna esté encendida. Sólo recuerda que si te traes a tu niño a tu cama para tranquilizarlo, podrías iniciar una costumbre que después será difícil de eliminar.

Háblale acerca de la pesadilla si tiene edad suficiente para comprenderlo. Recuerda, sin embargo, que decirle "no ha sido más que un sueño" no le servirá de consuelo, puesto que a esta edad todavía no entiende la diferencia entre los sueños y la realidad.
Cómo evitar las pesadillas

No hay un método infalible, pero si creas una rutina tranquila antes de acostar a tu hijito (un baño calientito, un cuento alegre, una canción, y una luz o lamparita nocturna) puedes ayudar a alejar sus pesadillas. Procura leerle cuentos donde la hora de dormir esté asociada a situaciones tranquilas y alegres, como el clásico Buenas noches luna de Margaret Wise Brown.

Si las pesadillas continúan y tu niño sigue teniendo mucho miedo a la hora de ir a la cama, coméntalo con el médico.

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