Ayuda al Niño a Quitarse el Pañal

chino bravo
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Los niños nacen sin pañal y, según dónde nazcan, se les pone un pañal nada más salir del vientre de su madre, o se les pone otra cosa, o nada. En nuestro medio hay pañales y la mayoría hacemos uso de ellos por comodidad, pero hay sitios donde no se usan porque no hay, porque no quieren o porque no pueden pagarlos.


En China, por ejemplo, muchos niños van con los pantalones abiertos por el mundo, haciendo sus necesidades allí donde les pilla, y en otros países los padres les enseñan, ya desde bebés, a relajar los esfínteres mediante un condicionamiento, mediante una comunicación: el bebé hace gestos para mostrar a los padres que quiere hacer pipí o caca y cuando los padres dan “permiso” lo hacen.
Con esto quiero decir que, ya que nosotros les acostumbramos a ellos desde el primer día a no preocuparse por sus esfínteres hasta que les quitamos el pañal por decisión propia (nuestra), debemos respetar en todo momento al niño o niña en el proceso, sin presiones de ningún tipo, sin malas palabras y sin prisas.

No hay ninguna necesidad de decir a los niños lo mayores o pequeños que son, pero si como padres quisiéramos hacerlo, es mejor comentarlo cuando ya controle los esfínteres: “Jo, qué mayor te has hecho, ya no llevas pañal”.

Si jugamos a hacer comparaciones y a presionar con cosas así corremos el riesgo de que se sienta ridiculizado o fracasado. ¿Y si después de decirle ya eres mayor, ya tienes que dejar el pañal, no puede? ¿Y si no es capaz de controlar el pipí ni la caca y sigue haciéndoselo encima? ¿No estaremos confirmándole que sigue siendo un bebé? Y a todo esto, ¿qué tienen de malo los bebés? Mejor no entrar en ese juego.

saber que lo ideal sería que los niños tuvieran la libertad de quitarse el pañal cuando quisieran. Todos los niños llegan a una edad en que, o les molesta, o les parece una tontería llevar pañal. Bueno, llegan si les dejamos. Como intervenimos antes no llegan. Pero si les dejáramos, se lo quitarían solos. Ningún niño de 8 años llevaría pañal, como ningún niño de 8 años se duerme a la teta, como ningún niño de 8 años pide que su padre le coja en brazos para tranquilizarse, por poner algunos ejemplos. Todo eso de “si lo haces, si le acostumbras, no dejará de hacerlo nunca” no sirve, no funciona, tampoco con el pañal.
Pues explico esto porque si en el colegio no os ponen la norma de retirar el pañal (lo dudo mucho) no tengáis prisa por hacerlo si veis que al niño le cuesta controlar los esfínteres.

Sé que de momento no os estoy dando consejos para quitar el pañal (ahora vienen), pero es que antes de darlos quiero dejar bien claro, pero bien claro, cuáles son los motivos que nos llevan a quitar el pañal a un bebé (normalmente externo, por presiones del colegio que ya empieza o de familiares, que nos dicen que ya son mayores) y cuándo son los niños capaces de controlar los esfínteres para sentar así las bases de todo lo demás.

No hace falta que los pañales se quiten en verano. Puede hacerse en cualquier momento del año, pero es mucho más fácil ahora porque hace calor y pueden ir desnudos. Si les quitas el pañal pero les pones la ropa interior y unos pantalones, vestido o falda, se van a manchar enteros. Los primeros días quizás no les importe, pero es posible que luego se enfaden por llenarse la ropa y las piernas de pipí y caca y es más posible también que, a medida que pasan los días, los padres nos empecemos a impacientar y a cansar de andar limpiando caca de todas partes (no es fácil quitar un calzoncillo lleno de caca de un niño que llora y se mueve tratando de huir de ti), y acabemos por decirles cosas que no queremos ni debemos.
Así que vale más dejarlos desnudos por casa y que hagan lo que quieran donde quieran. Así aprovechamos para explicar qué han hecho, cómo ha sucedido y dónde deberían hacerlo (y nosotros lo limpiamos en nada).

Si las cosas se hacen con naturalidad sin enmascararlas en premios o regalos, como si el hacerlo fuera algo negativo que tengamos que embellecer con un premio, los niños lo asumen mejor que si empiezan a sospechar: “quizás al fin y al cabo esto de hacer pipí y caca sin pañal no sea divertido, o sea algo malo… ¡si hasta me tienen que dar regalos para que lo haga!”.

Obviamente, hay que hablar de los cambios, de qué sucede a partir de esos cambios y de qué esperamos de ellos. Explicar qué es el pipí, qué es la caca, cuando la hagan por el suelo llamarlo por su nombre (evitad, por cierto, llamar caca a cosas que no lo son), decirles que si lo hacen en el suelo manchan, y hay que limpiarlo, y que no pasa nada, porque nosotros lo limpiamos, pero que pueden hacerlo en el retrete o el orinal para que así sea más fácil. Que a la próxima nos pueden avisar antes de hacerlo y así les llevamos a que lo hagan ahí.

Si el orinal no les motiva o si el retrete les da miedo (hay niños a los que les da miedo un agujero tan grande, con agua al fondo, que hace mucho ruido y que se traga las cosas) podemos seguir utilizando el pañal. Lo importante es que controlen, es decir, que sean capaces de decir “tengo pipí” o “tengo caca” y hacerlo ahí donde quieran. Puede ser el orinal, puede ser el retrete y puede ser, por qué no, un pañal. Nos avisan, se lo ponemos, lo hacen y lo quitamos. Ya habrá tiempo de trabajar el “cariño” hacia el orinal o el retrete.

Si pasan los días y no avisa. Si vemos que no avanza. Si vemos que no estamos consiguiendo nada, habrá quien diga “debéis seguir, ya que habéis empezado, porque a veces tardan semanas y meses”, pero yo os diré lo contrario: semanas y meses tardará si no está preparado, hasta que llegue el día en que por fin lo haga, no por haberlo aprendido, sino porque ha llegado el día. Para ahorrarle decenas de escapes y a vosotros decenas de pipís y cacas por cualquier parte, le volvéis a poner el pañal y más adelante lo volvéis a intentar. Como nadie está presionando, culpabilizando, premiando, diciendo que ya eres mayor, menor, mediano, hobbit o bebé y todo se hace con naturalidad, podéis intentarlo las veces que haga falta.
Y no, poner el pañal de nuevo no es ir hacia atrás, porque, como dice Carlos González, ”para ir hacia atrás, primero hay que hacia adelante”, y un niño que no ha controlado en ningún momento los esfínteres no ha hecho ningún progreso

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