los zapatos del niño

chino bravo
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Desde que los pequeños empiezan a caminar solos, el calzado se convierte en un elemento importante que influye en su desarrollo físico.


Son bonitos, divertidos, de colores llamativos, llenos de flores o con dibujos de sus personajes preferidos... y, cuando se convierten en sus favoritos, los niños no se los quieren quitar.
Lo ideal sería que los niños pudieran deambular descalzos. Como eso es imposible, los zapatos infantiles brindan la protección y seguridad necesaria y evitan que los pequeños se hagan daño. Descubre cómo deben ser y qué errores no debes cometer cuando compres un par de zapatos a tu hijo.

Cómo deben ser los zapatos de niño

Escógelos de piel y tela para favorecer la transpiración del pie del niño.
Asegúrate de que la suela sea ligera, flexible y antideslizante. Así evitarás caídas innecesarias a tu hijo.
El calzado debe tener poco tacón para facilitar el juego de la articulación.
La planta del zapato tiene que ser ancha y de forma redonda o cuadrada. No compres para un niño zapatos acabados en punta que puedan oprimir el empeine.
Han de tener una sujeción bastante firme en el empeine con cordones, hebillas o velcro.
Intenta que el calzado sea poco escotado para que cuando el pequeño esté jugando no se le salga con facilidad.

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