¿Qué aportan los cuentos de siempre a los niños?

chino bravo
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Caperucita Roja, Los tres cerditos, el Gato con botas, Garbancito, Ricitos de Oro, Pinocho… Son cuentos eternos. Forman parte de la infancia de nuestros hijos, como antes formaron parte de la nuestra y de la de
nuestros padres.


Los héroes de los cuentos tradicionales pasan por las mismas dudas, miedos y conflictos que los niños que los leen. Los malos de sus historias encarnan lo que tememos, ya sea la bruja de Hansel y Gretel o el Lobo Feroz. Y la alegría que sienten los protagonistas al llegar al final del camino sanos y salvos, con una gran lección aprendida, es sentida como propia por todos los que los conocemos, niños y mayores.
Los cuentos clásicos permiten a los niños crecer sin ponerse en peligro, experimentar en su fantasía vivencias a las que no podrían hacer frente en el mundo real, conocer las consecuencias de actuar de una determinada forma, descubrir a través de una historia impactante por qué es bueno compartir, obedecer a los mayores, cuidar a los débiles, tomar la iniciativa, poner empeño en hacer las cosas bien…
El hecho de que todos los conozcamos -niños, padres, abuelos, compañeros del cole- hace además que los cuentos de siempre nos ayuden a reforzar los vínculos familiares y conectar con nuestra tribu.

Novedades

Por eso no pasan de moda y siguen en las estanterías de las habitaciones infantiles. Las editoriales revisan los textos, encargan imágenes fantásticas y sacan todos los años los libros de siempre renovados, pero igual de emocionantes.

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